A finales de los 80, los domingos por la tarde echaban por la tele "Luz de Luna", una serie en la que Bruce Willis hacía de detective junto a Cybill Shepherd.
En aquella época, Bruce Willis aún tenía pelo, pero los rayos de la luna ya empezaban a reflejarse en sus entradas.
Lo que más me gustaba de "Luz de Luna" no era Bruce Willis, sino el ritual de la merienda que preparaba para disfrutarla en el sofá a dos carrillos mientras veía la serie.
Tostaba un par de rebanadas de pan y les untaba una generosa capa de queso crema por encima.
En aquella época, el queso crema era toda una gourmetada. No era el queso crema que imaginas, sino uno francés aux fines herbes que mi madre compraba a granel en la charcutería.
Une pincée de poivre, une pincée d'huile d'olive. Et voilà. Prêt à merender!
En aquel entonces, las bolsas de rúcula ni se conocían ni se esperaban, y los tomates cherry eran un producto exótico de la Navidad.
Te cuento esto porque no sé qué teletransporte mental me lleva a asociar esa serie "Luz de Luna" con estos tomates cherry hechos a la luz de la luna, que querrás preparar en cuanto caiga el Sol.
Y sin gastar ni un euro en electricidad. Que pague la Luna.
Si planeas usar el horno esta noche para la cena, ten a mano una bandeja de tomates cherry. O dos, ya que estás. Cuando termines lo que estés haciendo en el horno, en lugar de apagarlo, sube la temperatura a tope un momento mientras lavas y cortas todos los cherries por la mitad. Colócalos en una bandeja para horno con la parte cortada hacia arriba. Espolvoréalos con un poco de sal en escamas, una pizca de azúcar y hierbas secas aromáticas como romero, orégano y, si me has estado leyendo últimamente, za'atar. Rocíalos con un hilo de aceite de oliva.
Mételos en el horno y apágalo.
Y luego vete a dormir. O no. No soy quien para decirte cuándo ir a la cama. Pero no abras el horno mientras la luna, el calor residual y el tiempo hacen su magia.
Aprovechando esa magia del tiempo y el sueño, viajo mentalmente al pasado con una bolsa de rúcula y un tarro de tomates hechos a la luz de la luna, para volver a preparar esa tostada de queso crema très chic. Y para volver a ver "Luz de Luna" y Bruce Willis con pelo. Aunque para eso ya está YouTube.
De vuelta a la realidad, sin luna ni magia ya, tu yo del futuro, es decir, mañana, abrirá el horno y te saludarán unos tomates semi-secos muy similares a los tomates secados al sol. Pero estos a la Luna.
Guárdalos en un tarro de cristal con aceite de oliva. Y un toque de guindilla, que ya me vas conociendo.
Si te queda alguno después de las tostadas del desayuno, aguantan una semana en la nevera.
Compatibles con la ensalada de pasta y con el tabulé.
Raquel, the PsyCooklogist, ahora experta en teletransporte a través del horno.
Si estás en la Luna y aún no te has suscrito, la magia está aquí:
PD2. Ahora piensas que dos bandejas de cherries no eran una mala idea.
PD3. Sí, otra vez tomates. Ya te acordarás de ellos en invierno, cuando solo te hable de coliflor.
Una semana más, comemos con la mente y nuestro lado más disfrutón ya tiene nuevo reto para cocinar y amar. Gracias Raquel.
Me encanta, estoy salivando......